Te damos algunos consejos para un tratamiento adecuado.

Imaginar que pueden erradicarse todas las plagas y las enfermedades resulta utópico e irracional. Para ello habría que administrar tales dosis de pesticidas que nuestra propia supervivencia se vería amenazada.

Esto es válido para las plantas de jardín y para las de casa.

Convine, pues limitar los riesgos y las afecciones hasta un umbral tolerable tanto para las personas como para las plantas.

Una especie de “libertad vigilada”, donde nuestra atención nunca debe faltar.

Trampa ecológica.

Los aleuróidos (moscas blancas) y los trips se sienten irresistiblemente atraídos por los objetos de color amarillo vivo. Puesto que la lucha química contra estos insectos resulta bastante difícil, e incluso a menudo ineficaz, basta con confeccionar una trampa muy sencilla para limitar su presencia. Pegue una hoja de papel de dibujo de color amarillo vivo a ambos lados de una lámina de poliestireno expandido o de conglomerado con un adhesivo de doble cara. Unte el papel de cola, aplicándole una capa fina. Coloque luego su trampa en el invernadero o en la galería y centenares de insectos se pegarán a ella.

Medios mecánicos.

Son todas aquellas operaciones manuales destinadas a eliminar problemas o a frenar su extensión. Por ejemplo, cortar los brotes jóvenes cubiertos de pulgones, las hojas que albergan colonias de trips o las que presentan manchas sospechosas, etc.

Los tratamientos “bio”.

Estos métodos de tratamiento usan materias de origen natural o que no se consideren tóxicas.

La lucha consiste sobre todo en usar insectos auxiliares que viven como parásitos sobre los enemigos de las plantas. Existen soluciones eficaces contra los pulgones, las cochinillas y la mosca blanca, pero no deben emplearse en una casa.

Los productos comerciales.

Los insecticidas suelen ser naturales o sus derivados, cuya acción de choque es eficaz contra gran cantidad de plagas.